jueves, 12 de marzo de 2009

1. Mujer albañil, una realidad

Las labores de la cocina y demás oficios domésticos quedaron atrás, ahora ellas también se desempeña en trabajos considerados de hombres.

María Elena Márquez Morales, de 35 años, es albañil desde hace cuatro y, al parecer, tiene la firme intención de hacerlo hasta que se acaben sus fuerzas. Antes, trabajaba en un comedor, pero los escasos ingresos que recibía la hicieron decidirse a entrar en el mundo de la construcción. Ahora no deja de moverse transportando arena, pegando ladrillos, nivelando el suelo. Su trabajo lo hace mejor o como si se tratará de cualquier hombre. Lo más importante de su faena es que no pierde el tiempo platicando, o si acaso conversa con alguien es mientras elabora mezcla o carga grava.Le gusta trabajar como albañil, sin importarle las miradas de los curiosos, que son muchos.Diariamente se levanta temprano para hacer los oficios domésticos de su casa, preparar el desayuno de sus cinco hijos y su marido. Las faenas de un hogar son tantas, pero sin desmayar las hace.

La gananciaEntró en el oficio porque gana más dinero y puede alimentar mejor a sus hijos. El sueldo no excede los 300 dólares mensuales, pero son suficientes para que su prole se mantenga bien, algo que no pudiera hacer si ganara los $100 dólares como cocinera.Márquez llegó a una escuela de oficios vocacionales de unos españoles en Chirilagua, San Miguel, y allí aprendió a edificar. “Acá sólo soy yo la que trabaja en eso, pero en otros lados hay más mujeres”, confiesa María.Son pocos los comentarios que se producen en su casa acerca del tema, sus hijos no dicen nada al respecto, lo ven como algo normal. En cambio para otras personas es todo un acontecimiento.“Bueno, hay gente que lo mira raro a una, pero qué le voy a hacer, este es mi trabajo y por esto me pagan”, comentó MárquezAdemás tiene la suerte de que, mientras labora, puede estar cerca de su esposo Jorge Salgado, con quien tiene cuatro años de estar juntos y en cada uno de ellos han estado levantando muros y cimentando su unión.

Publicado por : Cristina Sarciat Roch, Antonio Fernando Romero López, MD Maestre Coello

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